otro sólo de bateriaaaaaa!!!!! ---------------------------------------- ---------------------------------------- ------------------------------------------
batidora dijo... (...) Vuelvo al lugar de donde nunca debí salir. (...)
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Esto es muy Pessoa. Dicen que yo hablo como en las canciones, pero los blogueros de este blog habláis como Pessoa. No saqué billete para la vida, erré la puerta del sentimiento, no hubo voluntad u ocasión que yo no perdiese. Hoy no me queda, en vísperas de viaje, con la maleta abierta esperando la ordenación aplazada, sentado en la silla en compañía de las camisas que no caben, hoy no me queda (aparte de lo incómodo de estar así sentado) nada más que saber esto: grandes son los desiertos, y todo es desierto.
Hago mejor la maleta con los ojos de pensar en ordenar que con la ordenación de las manos facticias (y creo que digo bien). Enciendo un cigarrillo para aplazar el viaje, para aplazar todos los viajes, para aplazar el universo entero.
Vuelve mañana, realidad. Basta por hoy, gentes. Aplázate, presente absoluto. Más vale no ser que ser así.
Compren chocolates al niño a quien sucedí por error y tiren el envoltorio porque el mañana es infinito.
Pero tengo que hacer la maleta, tengo a la fuerza que hacer la maleta.
La maleta.
No puedo llevar las camisas en la hipótesis y la maleta en la razón. Sí, toda la vida he tenido que hacer la maleta. Pero también, toda la vida, me he quedado sentado en la esquina de las camisas amontonadas, rumiando, como un buey que no llegó a Apis, destino.
Tengo que hacer la maleta del ser. Tengo que existir haciendo maletas. La ceniza del cigarrillo cae sobre la camisa de encima del montón. Sólo sé que tengo que hacer la maleta, y que los desiertos son grandes y todo es desierto, y cualquier parábola al respecto de esto, pero de esa ya me olvidé.
Me levanto de repente todos los Césares. Voy definitivamente a hacer la maleta. Vamos, he de hacerla y cerrarla; he de ver de sacarla de aquí, he de existir independientemente de ella.
Grandes son los desiertos y todo es desierto, salvo error, naturalmente.
Pobre del alma humana con oasis solo en el desierto de al lado.
Será la camisa o quizas el ser que la habita.Que más da, no importa, yo sólo soy la maleta. Me arrastran, tiran de mi, me abren, me cierran a voluntad, no la mia, si fuera la mia........ay! si fuera la mia, no tendriais tan fácil el conocer mis interioridades. Pero sólo soy la maleta. Viene alguien, quizas metan el desierto o el infinito,quizas chocolate,puede que libros, que mania con los libros, con lo que pesan,carga muy pesada y muchas veces inutil por sus interioridades y por el entendimiento de quien lo lee.Que importa, tampoco me van a preguntar. No recuerdo desde cuando existo pero sólo pido que mi asa tarde mucho tiempo en romperse o mi espalda en quebrarse. Me gusta vivir, al menos mi existencia tiene un sentido, algo que no se puede decir de algunos que me cargan. Estoy impaciente, ya tengo ganas de conocer mi carga, me dira mucho sobre el que me arrastre.
Se ha dicho y se ha repetido que Peckinpah lleva el crepúsculo del western hasta el ocaso último. Claro que urgió la rectificación cuando Clint Eastwood se puso detrás de la cámara. En cualquier caso, el realizador de Grupo Salvaje se inscribe en una tradición clásica que había ido oscureciéndose con el paso de los años. Si antes de la II Guerra Mundial el género había sido eminentemente épico y forjador de raíces nacionales, después de la contienda bélica adopta tintes mucho más vitriólicos, elegíacos y autorreferenciales. No sólo los pioneros del western (Walsh, Wellman, Hawks, Ford, Stevens…) y los exiliados europeos (Curtiz, De Toth, Lang…) ahondan en las complejidades psicológicas de los personajes y escogen un tono más lírico y reflexivo, sino que la nueva hornada de cineastas (Boetticher, Mann, Huston, Sturges, Ray, Fuller, Brooks, Aldrich, Siegel…) contribuye con nuevos enfoques y una mirada más descarnada y escéptica. A ellos se suma Sam Peckinpah, que, como algunos de los cineastas de Hollywood, participó en la guerra como Marine. Bien es cierto que no estuvo precisamente en primera línea. Sus años de soldado, sin embargo, supusieron un punto de inflexión vital.
Educado en la libertad rural de Fresno (California), su infancia fue el verdadero paraíso perdido. Poco espacio para la paz quedó en la vida de aquel que rehuyó la felicidad sistemáticamente. Después de la guerra, y contraviniendo los consejos familiares, que recomendaban los estudios de derecho, Peckinpah opta por la farándula y la literatura. Empieza en el cine a la vieja usanza. En trabajos variopintos y en algún papel de actor. Aparece en La invasión de los ladrones de cuerpos (1956) de Don Siegel. Es así como se introduce en la televisión y realiza algunas series del Lejano Oeste. Después de un frustrante y poco prometedor bautizo en la dirección cinematográfica con Compañeros Mortales (1961), Peckinpah rueda su primer gran western: Duelo en la Alta Sierra (1962). Protagonizado por dos actores veteranos en el arte de desenfundar rápido el revólver (Randolph Scott y Joel McCrea), el film es considerado uno de los hitos de la evolución del género y anticipa los temas principales que imperaran en la filmografía del director. La nostalgia por un pasado más auténtico, la amistad y la traición, la redención y el fatalismo final de la muerte. El reencuentro de dos viejos amigos sirve de inicio de una historia itinerante que supone el último viaje de los achacosos forajidos. Al igual que en Patt Garret y Billy The Kid (1973), los años han situado a los antiguos camaradas en dos bandos opuestos. Las ley frente a la delincuencia. Sin embargo, en esta ocasión, los dos pistoleros se encaminan juntos a un destino marcado por la violencia. El final de Duelo en la Alta Sierra posee los ingredientes del mejor Peckinpah. Dignidad en la derrota, una tensión catártica que deja paso al reposo último, una mirada (como la de Joel McCrean) al lejano paisaje justo antes de caer lentamente por el extremo del plano.
Me voy a cenar.... comida china, que no se si el pollo es gato, la ternera es perro o qué..... Lo que si es claro, es la ensalá y el arroz 3 delicias..... ;cr:
(si mabelica no se ha ido a cenar ya y hace pole, dirán que ha vuelto el Verdugato, que aquí hay favoritismos, que esto estaba preparado... claro que también podría ocurrir que nadie hiciera pole hasta dentro de dos semanas).
20 comentarios:
Cómo estan ustedes?
bien!
Más fuerte, cómo estan ustedes?
BIEN!
Más fuerteeeeeeeeee, cómo estan ustedes?
BIEN BIEN BIEN!!!!!!!!!!!!!!
Aquí un solo de bateria
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Vuelvo al lugar de donde nunca debí salir.
Si alguien os dice
Yo me conozco, sé como soy.
Quizas no lo sepa, pero no es verdad.
Aquí otro sólo de bateria
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Mabel:



otro sólo de bateriaaaaaa!!!!!
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Pero que buena música hago
Voy a sacar brillo a los palillos, tengo 300
BIEEEEEEEEEEEEEEEN
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BIEEEEEEEEEEEEEEEEN
:::::::::::::::::::: (esto en el platillo pequeño ese
BIEEEEEEEEEEEEEEEEEN
batidora dijo...
(...)
Vuelvo al lugar de donde nunca debí salir.
(...)
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Esto es muy Pessoa. Dicen que yo hablo como en las canciones, pero los blogueros de este blog habláis como Pessoa. No saqué billete para la vida, erré la puerta del sentimiento, no hubo voluntad u ocasión que yo no perdiese. Hoy no me queda, en vísperas de viaje, con la maleta abierta esperando la ordenación aplazada, sentado en la silla en compañía de las camisas que no caben, hoy no me queda (aparte de lo incómodo de estar así sentado) nada más que saber esto: grandes son los desiertos, y todo es desierto.
Hago mejor la maleta con los ojos de pensar en ordenar que con la ordenación de las manos facticias (y creo que digo bien). Enciendo un cigarrillo para aplazar el viaje, para aplazar todos los viajes, para aplazar el universo entero.
Vuelve mañana, realidad. Basta por hoy, gentes. Aplázate, presente absoluto. Más vale no ser que ser así.
Compren chocolates al niño a quien sucedí por error y tiren el envoltorio porque el mañana es infinito.
Pero tengo que hacer la maleta, tengo a la fuerza que hacer la maleta.
La maleta.
No puedo llevar las camisas en la hipótesis y la maleta en la razón. Sí, toda la vida he tenido que hacer la maleta. Pero también, toda la vida, me he quedado sentado en la esquina de las camisas amontonadas, rumiando, como un buey que no llegó a Apis, destino.
Tengo que hacer la maleta del ser. Tengo que existir haciendo maletas. La ceniza del cigarrillo cae sobre la camisa de encima del montón. Sólo sé que tengo que hacer la maleta, y que los desiertos son grandes y todo es desierto, y cualquier parábola al respecto de esto, pero de esa ya me olvidé.
Me levanto de repente todos los Césares. Voy definitivamente a hacer la maleta. Vamos, he de hacerla y cerrarla; he de ver de sacarla de aquí, he de existir independientemente de ella.
Grandes son los desiertos y todo es desierto,
salvo error, naturalmente.
Pobre del alma humana con oasis solo en el desierto de al lado.
Más vale hacer la maleta.
Habláis como Pessoa, solo que más corto.
Algún día tenía que salir lo de la maleta
Lo estaba esperando
Bati te iba a decir que se lo has puesto en bandeja pero no, él lo ha metido con calzador

Hola.
Soy la maleta, quien me llama?
Será la camisa o quizas el ser que la habita.Que más da, no importa, yo sólo soy la maleta. Me arrastran, tiran de mi, me abren, me cierran a voluntad, no la mia, si fuera la mia........ay! si fuera la mia, no tendriais tan fácil el conocer mis interioridades. Pero sólo soy la maleta.
Viene alguien, quizas metan el desierto o el infinito,quizas chocolate,puede que libros, que mania con los libros, con lo que pesan,carga muy pesada y muchas veces inutil por sus interioridades y por el entendimiento de quien lo lee.Que importa, tampoco me van a preguntar.
No recuerdo desde cuando existo pero sólo pido que mi asa tarde mucho tiempo en romperse o mi espalda en quebrarse. Me gusta vivir, al menos mi existencia tiene un sentido, algo que no se puede decir de algunos que me cargan.
Estoy impaciente, ya tengo ganas de conocer mi carga, me dira mucho sobre el que me arrastre.
Vamos, Vamos, necesito ver mundo ante mi.
Los dos lados de mi cerebro necesitan tener una reunión.
Gaveta


No sé lo de la maleta y el Señor Verde pero con tu chico hay que estar preparada para lo que sea
Me alegro de veros.
Me voy velozmente a no sé donde
Bati

Pásalo bien, ya te contaré lo de la maleta
La maleta, la maleta.
...
Como mola la vida de Pessoa!!

Vivan los heterónimos!!!
Yo quiero
Tú fuiste una batidora muy heteronímica. No tienes nada que envidiar a Pessoa.
Se ha dicho y se ha repetido que Peckinpah lleva el crepúsculo del western hasta el ocaso último. Claro que urgió la rectificación cuando Clint Eastwood se puso detrás de la cámara. En cualquier caso, el realizador de Grupo Salvaje se inscribe en una tradición clásica que había ido oscureciéndose con el paso de los años. Si antes de la II Guerra Mundial el género había sido eminentemente épico y forjador de raíces nacionales, después de la contienda bélica adopta tintes mucho más vitriólicos, elegíacos y autorreferenciales. No sólo los pioneros del western (Walsh, Wellman, Hawks, Ford, Stevens…) y los exiliados europeos (Curtiz, De Toth, Lang…) ahondan en las complejidades psicológicas de los personajes y escogen un tono más lírico y reflexivo, sino que la nueva hornada de cineastas (Boetticher, Mann, Huston, Sturges, Ray, Fuller, Brooks, Aldrich, Siegel…) contribuye con nuevos enfoques y una mirada más descarnada y escéptica. A ellos se suma Sam Peckinpah, que, como algunos de los cineastas de Hollywood, participó en la guerra como Marine. Bien es cierto que no estuvo precisamente en primera línea. Sus años de soldado, sin embargo, supusieron un punto de inflexión vital.
Educado en la libertad rural de Fresno (California), su infancia fue el verdadero paraíso perdido. Poco espacio para la paz quedó en la vida de aquel que rehuyó la felicidad sistemáticamente. Después de la guerra, y contraviniendo los consejos familiares, que recomendaban los estudios de derecho, Peckinpah opta por la farándula y la literatura. Empieza en el cine a la vieja usanza. En trabajos variopintos y en algún papel de actor. Aparece en La invasión de los ladrones de cuerpos (1956) de Don Siegel. Es así como se introduce en la televisión y realiza algunas series del Lejano Oeste. Después de un frustrante y poco prometedor bautizo en la dirección cinematográfica con Compañeros Mortales (1961), Peckinpah rueda su primer gran western: Duelo en la Alta Sierra (1962). Protagonizado por dos actores veteranos en el arte de desenfundar rápido el revólver (Randolph Scott y Joel McCrea), el film es considerado uno de los hitos de la evolución del género y anticipa los temas principales que imperaran en la filmografía del director. La nostalgia por un pasado más auténtico, la amistad y la traición, la redención y el fatalismo final de la muerte. El reencuentro de dos viejos amigos sirve de inicio de una historia itinerante que supone el último viaje de los achacosos forajidos. Al igual que en Patt Garret y Billy The Kid (1973), los años han situado a los antiguos camaradas en dos bandos opuestos. Las ley frente a la delincuencia. Sin embargo, en esta ocasión, los dos pistoleros se encaminan juntos a un destino marcado por la violencia. El final de Duelo en la Alta Sierra posee los ingredientes del mejor Peckinpah. Dignidad en la derrota, una tensión catártica que deja paso al reposo último, una mirada (como la de Joel McCrean) al lejano paisaje justo antes de caer lentamente por el extremo del plano.
Bati..... no te confíes, que nunca sabes dónde puede saltar la liebre......
bueno, en mi caso el conejo....... 

Hola gente
Yo también quiero saber lo de la maleta, puede que me sirva para algo la próxima vez que tenga que preparar la mía......
...la maleta, la maleta...
Me voy a cenar.... comida china, que no se si el pollo es gato, la ternera es perro o qué.....
;cr:

Lo que si es claro, es la ensalá y el arroz 3 delicias.....
Un beso elver
Hola elver!!!!!!
Hola mabelica, a pesar de tu fama, solo eres la tercera en número de poles. Y tienes bastante lejos a los dos primeros.
Nueva entrada, que estos días estoy que lo tiro:
buenovaleok.blogspot.com/2012/08/pj.html
(si mabelica no se ha ido a cenar ya y hace pole, dirán que ha vuelto el Verdugato, que aquí hay favoritismos, que esto estaba preparado... claro que también podría ocurrir que nadie hiciera pole hasta dentro de dos semanas).
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